En la actualidad, existen diversas estrategias para establecer un programa de nutrición equilibrado para las plantas, tanto en términos de fertilización foliar como de nutrición del suelo. Una de las herramientas más relevantes para diseñar estos programas es el análisis foliar realizado durante el periodo postcosecha. Este análisis proporciona información clave sobre el estado nutricional de las plantas, permitiendo ajustar las intervenciones según las necesidades específicas de cada cultivo.
El momento clave: la postcosecha
El periodo postcosecha, en el contexto de la nutrición vegetal, es de particular interés para los agricultores y técnicos. A menudo, se asocia erróneamente con el momento en que la planta pierde la fruta; sin embargo, se refiere más bien al periodo en el que los nutrientes se estabilizan en la planta, lo cual es fundamental para la toma de decisiones nutricionales. Esta estabilización ocurre cuando la planta experimenta un cambio en su flujo de reservas, un fenómeno fisiológico importante que se produce con el cambio de estación, pasando de primavera a verano. Durante este tiempo, se inicia un proceso de reducción del fotoperíodo, señalando la pre-dormancia en plantas de hoja caduca.
Teóricamente, se puede afirmar que a partir del 21 de diciembre los nutrientes en la planta alcanzan un estado estable. Este es el momento óptimo para realizar un análisis foliar, ya que refleja con precisión el estado nutricional de la planta en ese periodo específico. Si se realiza un análisis antes de esta fecha, los resultados podrían no ser representativos del estado nutricional real de la planta.
Carlos Tapia, Fundador y Director Técnico de Avium, resalta que el análisis foliar solo refleja la situación del momento en que se toma la muestra, sin necesariamente indicar los rangos nutricionales correctos dentro de los parámetros establecidos. Según Tapia, solo a partir del 20 o 25 de diciembre los resultados obtenidos son confiables, dado que los nutrientes ya se encuentran estabilizados en la planta.
¿Cómo realizar un análisis foliar correcto?
Para obtener resultados representativos del estado nutricional del huerto, es esencial que la muestra foliar sea representativa del mismo. Según Tapia, la clave está en seleccionar hojas de diferentes plantas de manera aleatoria, asegurando que se cubran diversos puntos del huerto o cuartel. Un muestreo correcto debe incluir entre 100 y 150 hojas por muestra, y es importante que estas hojas contengan tanto la lámina como el pecíolo, ya que este último puede proporcionar información adicional sobre los nutrientes.
En cuanto a la elección de la hoja a muestrear, la recomendación general es tomar las hojas del tercio medio del brote anual. Sin embargo, Tapia sugiere que esta práctica podría no ser la más adecuada para todos los casos. Según su experiencia, las hojas del dardo nuevo, es decir, las hojas de la madera de dos años, son las que mejor representan el estado nutricional de la planta, ya que son menos propensas a mostrar alteraciones causadas por factores como el flujo de agua o la movilidad de nutrientes como el potasio y el calcio.
Interpretación de los resultados del análisis foliar
Una vez que se obtiene el análisis foliar, es crucial interpretar los resultados con base en el contexto del huerto y el tipo de portainjerto utilizado. Cada portainjerto tiene requerimientos nutricionales específicos que deben ser considerados al evaluar los resultados.
Nitrógeno: un indicador de crecimiento
El nitrógeno es uno de los nutrientes más importantes en el análisis foliar. Si bien es un indicador crucial, es necesario evaluar el crecimiento de la planta antes de concluir que el nivel de nitrógeno es adecuado o insuficiente. Por ejemplo, un análisis que indique bajos niveles de nitrógeno (por debajo del 1%) puede no reflejar la realidad si la planta presenta un crecimiento vigoroso, con incrementos anuales de 60 a 80 cm.
Potasio: clave para portainjertos vigorosos
El potasio es especialmente importante en portainjertos vigorosos. En estos casos, los valores de potasio deberían estar entre 2% y 2,5% para asegurar un crecimiento saludable. Si los valores son más bajos, puede ser un indicio de deficiencia, lo que requiere ajustes en el programa nutricional.
Magnesio: Esencial para portainjertos Mahaleb y MaxMa
En portainjertos como Mahaleb, Pontaleb, y la serie MaxMa (como MaxMa 14 o MaxMa 60), el magnesio juega un papel fundamental en el desarrollo de la planta. Los niveles de magnesio deben ser superiores a 0,5 partes por millón, ya que valores por debajo de este umbral son comunes y pueden limitar el rendimiento de las plantas.
Zinc: Nutriente clave
En variedades de portainjertos de guindos ácidos o descendientes directos de estos, como la serie Gisela, el zinc es un nutriente clave. Los niveles óptimos deberían superar los 40 partes por millón. Sin embargo, muchas veces los análisis muestran que estos niveles están por debajo de dicho umbral, lo que requiere intervención para corregir la deficiencia.
¿Qué análisis pedir?
Para obtener un panorama completo del estado nutricional de la planta, se recomienda solicitar un análisis nutricional foliar completo. Este examen debe incluir todos los nutrientes clave, como nitrógeno, potasio, magnesio, zinc, y en algunos casos, boro. En Chile, varios laboratorios ofrecen este tipo de análisis, y es fundamental solicitar una prueba completa para obtener todos los rangos nutricionales relevantes.
El análisis foliar es una herramienta fundamental en la toma de decisiones sobre los programas nutricionales de las plantas, especialmente durante el periodo postcosecha. La clave está en realizar la toma de muestras en el momento adecuado, interpretando los resultados con precisión y adaptando las intervenciones a las necesidades específicas de cada tipo de portainjerto y variedad de planta. Con un enfoque riguroso y un análisis detallado, es posible optimizar la nutrición y garantizar un desarrollo saludable y productivo de los cultivos.